viernes, 7 de noviembre de 2008

Junket (primera parte)

Entonces apareció mi nombre. Yo era parte de Hollywood,
aunque fuese por un pequeño instante.
Era culpable.


Charles Bukowski, Hollywood.

Uno de los placeres de ser reportero es que el-día-de-mañana siempre es un completo misterio.
Un día puedo estar en la redacción del periódico escribiendo notas de investigación —¡a contra-reloj!— y al siguiente puedo estar rumbo a Los Ángeles o Nueva York para entrevistar a algún actor o cineasta.
Es surrealista.
Hoy, por ejemplo, desperté en mi habitación y, sin embargo, dormiré en una suite del hotel Four Seasons de Beverly Hills porque mañana, a medio día, entrevistaré a Angelina Jolie.
Meses antes del estreno de una película, las productoras —20 th Century Fox, Paramount, Universal, etc.— invierten enormes cantidades de dinero para promocionar sus cintas. Invitan a periodistas de todo el mundo para ver su película y para entrevistar al elenco. Quieren publicitar su filme, que aunque es arte, finalmente, es un producto que debe venderse.
El nombre de esta estrategia comercial se llama press junket. Las productoras pagan el boleto de avión al lugar en el que se realizará el junket, te hospedan en el mejor hotel… en fin, todos los gastos corren por su cuenta, con el ¿velado? objetivo de comprarte.
Te hacen sentir importante; te instalan en una fantasía para que escribas maravillas del elenco. y su película.
Una vez, por ejemplo, asistí a un junket y cuando intenté hacer el check in en el Four Seasons de Beverly Hills, la concierge me dijo que 'sí, en efecto, mi reservación era en el Four Seasons ,pero de Whilshire' (el hotel de la película Mujer Bonita) y cuando estaba a punto de tomar un taxi, la concierge me dijo que ellos me llevaban: cinco minutos después, un Bentley Continental me esperaba afuera del hotel para llevarme.
Nuevamente estoy en Los Ángeles, es de noche y desde el piso 16, la vista es imponente. Esta ciudad me provoca fascinación y asco en la misma medida. Me encanta la energía que se siente en el aire, pero, por otro lado, me causa repulsión la completa superficialidad en la que viven sumergidos todos.
Mientras caminaba rumbo a la plaza The Grove, para ver la cinta que protagoniza Angelina Jolie, me encontraba en cada esquina con un Ferrari o un Porsche, y reflexioné profundamente al respeto. Llegué a la conclusión de que en el fondo, la superficialidad —los autos deportivos, en este caso— son una muestra de cuán primitivos seguimos siendo: los rituales de apareo siguen siendo los mismo aunque estén disfrazados de tecnología y sofisticación.
Si tomamos en cuenta que en esta época vivimos en un darwinismo social, los autos son el plumaje con el que se conquista a la hembra. Ahora, el macho alfa es el que tiene la cuenta bancaria más boyante; entonces, que las mujeres se sientan atraídas a sujetos ricos, va más allá del interés o el estatus; su inclinación hacia los hombres con billeteras abultadas tiene una raíz instintiva: el sentimiento de seguridad y preservación para ella y sus críos.
En conclusión, Los Ángeles es una jungla plagada de machos alfa en la que la competencia es sumamente salvaje, y eso es visible en el los autos de lujo que circulan sus calles plagadas de bellas hembras, a quienes sólo les hacen falta las alas —y quitarles las colas de diablos— para que sean divinas.
Es más de media noche, una amplia y solitaria cama me espera.
Miro mi vida en retrospectiva y me siento feliz de haber elegido esta carrera. Me gusta ser reportero porque si yo no pienso, entrevisto y escribo, no sé (no quiero) hacer nada más. Creo que una de las bellezas del periodismo es que, aunque muchas veces no da para vivir, es que, como el arte, ayuda a ser feliz.
Jamás imaginé que mi carrera fuera a despegar en tan poco tiempo y me siento afortunado por todos los lugares y personas interesantes que he conocido gracias a esta profesión. Sin embargo, cada vez me va tan bien —¿será porque veo muchas series dramáticas?—, pienso: ‘Esto no puede ser tan perfecto’. Y me espanta creer que una desgracia me espera a la vuelta de la esquina.
Esta suite es tan bella que me resulta triste dormir solo. Supongo que la fortuna, sin alguien con quien compartirla, es el estado más cercano a la pobreza sentimental.
Me pongo a pensar que mañana es la entrevista con Angelina Jolie y siento los mismos nervios y las mismas ansias de aquel que fui una noche antes de perder mi virginidad.

Continuará…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La cita del mes:

"Si me preocupara por lo que le interesa a la gente, nunca escribiría nada",

Charles Bukowski.